"A vida é o que fazemos dela. As viagens são os viajantes. O que vemos, não é o que vemos, senão o que somos."
Fernando Pessoa

lunes, 1 de septiembre de 2008

Ajosto

Me gustaría decir que el blog ha estado cerrado por vacaciones pero mentiría.
Podría decir que fue por falta de medios técnicos, y diría media verdad (y no quiero mentir dos veces si digo la otra mitad, como diría Machado).
Así que cargaré de responsabilidades los hombros del mes de agosto, el mes más lleno de culpas de todo el calendario.

Si tengo que sacar alguna conclusión dejaré hablar a Pessoa:

“Me gustaría estar en el campo para que me pudiera gustar estar en la ciudad. Me gusta, sin eso, estar en la ciudad, pero con eso mi gusto serían dos”.

Un mes que se evapora con la rapidez del perfume barato, que ha permanecido espeso y persistente como una tormenta de verano, que ha zarandeado lo inamovible, ha soplado sobre lo que nadie había pedido, ha desaparecido entre ramas y vuelto a aparecer como un rayo, descompasado, a destiempo, con ritmo propio, habitual e imprevisible, pero ha sobrevivido al fin un nuevo año… el pobre mes de agosto. No hay derecho a que lo vapuleen de esa manera cuando nos regala regularmente magníficas estampas de la ciudad vacía… y sin embargo la fluidez no se siente hasta que no llega el eficaz septiembre, azul y activo.

Sí, agosto nos paraliza y no siempre tenemos la capacidad para apreciarlo (o se nos ha olvidado cómo paralizarnos).

Aunque también es cierto que se viven millones de agostos diferentes y, para ser del todo justos, me consta que en algunas partes del planeta ha habido más actividad de lo acostumbrada por estas fechas. Y es que, para alegría de las empresas periodísticas, terror de los becarios obligados a buscar temas en las conchas de las playas, y desgracia de los lectores, en este mes es cuando más prensa se lee. Y esto es algo que no se le escapa a uno de los lectores habituales del blog.

La lectura de los periódicos, siempre penosa desde el punto de vista estético, lo es con frecuencia también desde el moral, incluso para quien tenga escasas preocupaciones morales.

Las guerras y las revoluciones –hay siempre una u otra en curso- llegan, en la lectura sobre sus efectos, a causar no horror sino tedio. (…) No hay ideal que valga el sacrificio de un tren de hojalata. (…) Ante el curso inimplorable de las cosas, (…) el tedio de contemplar sin utilidad lo que no se realiza nunca, qué puede hacer el sabio sino pedir el reposo, el no tener que pensar en vivir, pues basta tener que vivir, un poco de lugar al sol y al aire y al menos el sueño de que hay paz del otro lado de los montes”



Apuesto a que el lector al que he hecho referencia tiene algo que decirle al respecto a esta quasi licenciada de pacotilla.



Agosto ha dejado de ser morado por un año, y ha sido a, ha sido, jota, ha sido o, ha sido ese, y ha sido te, ha sido eso y mucho más, muchísimas ciruelas más.

Y a mí me acaba de salir una entrada de mes de agosto.

Por eso le doy una calurosa bienvenida al mes de septiembre. Por el bien de todas las letras del abecedario.