"A vida é o que fazemos dela. As viagens são os viajantes. O que vemos, não é o que vemos, senão o que somos."
Fernando Pessoa

jueves, 18 de noviembre de 2010

Diario

Cualquiera diría que Jules Renard me estaba adelantadamente leyendo el pensamiento:



"Hay momentos en que la vida abusa; el arte debe guardarse de toda exageración.

Nubes: como si tuviéramos sobre la cabeza un mar furioso.
Nubes pálidas, casi blancas, que se destacan de la negrura y parecen el humo de los truenos.

El horizonte se encoge. Los prados verdes, de un verde bilioso que hace daño a los ojos y al corazón. Tranquilidad al crepúsculo, e incluso jirones de azul.
Se ven algunos que acuden a la llamada de la tormenta, atraídas a su centro.
Allá abajo se libra la batalla.
Una región relativamente tranquila, donde se agrupan tropas frescas de nubes.
Ni una gota de lluvia sobre mi cabeza; a cierta distancia, árboles ahogados por la lluvia.
Es el cuerpo a cuerpo. Lo anuncia un cañonazo. Bramar de granizo.
Fondos rojos, cóleras azules, rabias amarillas, y este continuo guiñar los ojos.
Un combate de nubes, algunas vuelven como heridas, vacías.
Las pequeñas escapan, luego regresan. De otro confín acude un ejército de lluvia, numeroso y denso. 
Y todo es tan impresionante que el cuaderno se cierra sobre el lápiz.
Al anochecer, las nubes volvieron de la batalla, cojeando, desangrándose, las unas a toda prisa, las otras apenas arrastrándose.
Allí, en el horizonte, el sol daba vueltas como una rueda de carro perdida, sobre el agua ensangrentada.
La orilla desborda, y los bueyes, inquietos, atraviesan el mar."