"A vida é o que fazemos dela. As viagens são os viajantes. O que vemos, não é o que vemos, senão o que somos."
Fernando Pessoa

martes, 11 de marzo de 2008

Días de lluvia


“Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve (…)”


La lluvia debería poder escribirse. Creo que el desasosiego de la lluvia tiene que ver con la impotencia de escuchar caer las gotas una a una y no poder hacer nada por ellas, ni obligar a alguien a escribirlas para que, al menos, logren seguir vivas en algún sitio. En Lyon, la lluvia no se parece en nada a los violentos y rapidísimos chaparrones que son habituales en el lugar de donde vengo. Aquí la lluvia es lenta, paciente, y creo que es más mayor.

Y es un

toc
toc
toc
toc

A mí me parece que alguien está tratando de cazar alguna historia con una máquina de escribir, pero sin mucho ánimo, y se le va escurriendo en cada tecla:

toc
toc
toc

Y tengo ganas de agarrar las manos de quienquiera que esté intentando lloverse en el papel y dar un poco de ritmo a las pulsaciones, y hacer una lluvia joven, parecida a la de Sevilla. Pero el empeño por agarrar las historias y que no se escapen no sé si es más complicado que intentar controlar la velocidad de la lluvia.

“Llueve
sobre la arena, sobre el techo
el tema
de la lluvia:
las largas eles de la lluvia lenta
caen sobre las páginas (…)”

(Neruda)

Es curioso: a veces, las historias de papel se rebelan y adquieren autonomía y uno va luchando con las palabras, con las letras, coges a una té del palo de arriba y la reconduces y mientras se va colando un puñado de efes y no puedes prestarle atención a todas a la vez, así que las dejas hacer. Es una paradoja que sea más fácil imponer tu disciplina a las historias de verdad que a las otras, o a lo mejor es que lo que escribes es lo de mentira pero comienza a parecer más real que lo real, o a lo mejor es que primero escribes y luego es verdad, antes que primero ocurre y luego lo escribes. Y es que, si no se puede comprobar, ¿qué más da que sea verdad o mentira? Con que sea verdad durante un minuto ya es bastante. Y es verdad cuando se lee. De verdad.

Igual pasa con la lluvia. ¿Cuándo se puede decir que llueve? Ayer caía agua del cielo (eso que es azul y a veces tiene nubes y está encima de nuestras cabezas), pero espaciada, sin decisión, y alguien miró hacia arriba y dijo: “llueve”, y otro alguien le respondió: “esto no es lluvia”. Eso me recordó al título de un poema (lo vi hace poco en una sinagoga de Praga) que una niña judía de ocho años había escrito en su cuaderno antes de morir en Auschwitz:

It all depends on how you look at it

Pues claro, eso ya se sabía, me diréis, y es cierto, nada puedo hacer, hoy es día lluvioso y de clichés. A veces pienso que al planeta le falta un poco de absoluto y de determinación en la lluvia. Sobran relativismos y días soleados, quizá no aquí y ahora, pero sobran. Dicen por ahí que el problema de esta era es y será (cada vez más) la escasez de agua. Yo creo que hay dos: la escasez de agua y de certezas.

“Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado (…)”

(Jorge Luis Borges)

Si la lluvia de Lyon fuera música sería jazz, si fuera una ciudad de las que existen sería Cracovia, si fuese un cuadro sería alguno de Chagall y si fuese un día sería hoy. Y si fuese un cuento sería uno largo, sin capítulos, con muchas páginas y letras grandes, sin clímax, con ilustraciones en blanco y negro y final incierto (o abierto, que le dicen ahora). El punto en donde uno debe empezar a preocuparse es cuando las gotas de lluvia dejan de ser segundos para convertirse en minutos. Ahí sí, la cosa es grave.

Recomendación para hoy: un chubasquero.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Es difícil, pero trata de entender
que no se le rompe el alma
aunque solo vea llover,
ni oculta nada porque esconda
algunas cosas.
Dejad que cante la muchacha,
esa que habla con los peces.

Alisa dijo...

Yo tampoco entiendo a veces...

¿Alguna aclaración, Manu?

"Ni oculta nada porque esconda
algunas cosas"...