"A vida é o que fazemos dela. As viagens são os viajantes. O que vemos, não é o que vemos, senão o que somos."
Fernando Pessoa

miércoles, 23 de enero de 2008

Un día amarillo


Cierto día, un hombre muy guapo preguntó a una niña de once años. “Oye, a ti que te gusta escribir, ¿qué palabra rima con herramienta?”
Un espejo azul de mueble antiguo de cuarto de baño con una pequeña puerta de imán que no acaba de encajar le devolvía su reflejo de hombre que se afeita con mucho cuidado, empujando con la lengua la parte interna de la mejilla que tiene que quedar tersa y preparada para la hoja con mango azul. Dulcemente, con paciencia, como a él le gusta hacerlo todo.
Pimienta y Cenicienta”. La niña era- es- más rápida y menos paciente.
“Pues mira a ver si puedes escribir algo” (el abuelo de la niña era albañil)
La niña pensó en herramientas relucientes, de colores que deslumbran, de plásticos transparentes, de metales que brillan como papel de celofán…
Ni lo intentó. Demasiada poesía en esas tres palabras para poder encerrarlas en un poema. Resbalosas como peces.

Hoy es un día amarillo. Ayer fui a recorrer las calles de Lyon intentando adivinar cuáles son las losetas que tienen pasado español. Las hay de distintas formas y tamaños, despicadas, con pisadas del número 36 y del 42, mojadas, con huellas de cemento, con manchas de barro, con palomas hambrientas, con niños que las pisan con un solo pie, con hormigas…

Pero me falta información. Sólo hace muy poco he sabido que mi abuelo albañil, en su periplo por el país galo, pasó una temporada aquí (semanas, meses, años…on ne sait jamais) y contribuyó en la construcción de una ciudad de la que me estoy enamorando desesperanzadamente. Y hubiese querido encontrar sus huellas en un día como hoy, en el que ya veo claro que firmes raíces irremediables están saliendo de mis pies y entrelazándose por debajo de las losetas que él puso, cualesquiera que sean.

Y me hubiera gustado saber si también él la amó. Si alguna vez simplemente paseó por ella acariciándola, si entró en una de las abundantes floristerías y pidió una “fleg” para regalar a alguien, si consiguió cruzar algún puente sin detenerse cuando te requiere el Rhône, si miró de noche hacia la Fourvière y algún muro blanco le devolvió la sonrisa, si estuvo esperando a alguien que se retrasó a los pies de la catedral, si se topó con alguna banda de músicos disfrazados (aquí no hay músicos que no lo estén) por las calle de Saint Jean y le regalaron, quizás, La Boheme… A mí me la regalaron. Y sonó completamente amarilla, por lo que ha sido un gran regalo de cumpleaños (amarilla es la canción,
los eneros, los miércoles, los número 23 y los años que cumplo).

Pero nunca sabré realmente lo que pasó como nunca supe por qué su casa olía siempre a bolitas de alcanfor, por qué tenía tantos cuadros de pájaros que abren o cierran las alas según la posición del que los mira, por qué su enorme mueble de pared oscuro transmitía una tristeza antigua que sólo desaparecía al fijar los ojos en aquel frasco brillante con una pegatina hipnotizadora del Curro de la Expo, por qué había en su entrada vidrieras de colores como las de las iglesias y en la mía nos conformábamos con un cristal transparente. Dicen que la realidad supera muchas veces la ficción, pero luego es la imaginación la que supera todo lo demás.

Sea como sea, hoy, después de todo, después de que se me escaparan las palabras resbalosas como peces, hoy intuyo que él y yo tenemos un secreto compartido.

Y lo intuyo por un motivo fundamental: la palabra “chiquita” es amarilla. Y él lo sabía.
Lyon y su magia y sus "luces que no son normales" fotografiados por Fino (http://flickr.com/photos/fino22)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca pensé que iba a escribir algo aquí y creo que tu tampoco lo creías... no me he podido resistir ¡¡¡precioso¡¡ y precioso regalo para el 26 de Febrero... no creo que nunca lo olvide.

Anónimo dijo...

¡GRACIAS MARTICA!

Anónimo dijo...

El hada de la cenicienta
convirtio en maravillosa
yo no se con que herramienta
esta entrada tan hermosa
escrita con sal y pimienta.
Y no digo mentirijilla
que una lagrima resbalosa
me cayo por la mejilla

Carlos Álvarez dijo...

Sencillamente genial. Como me gusta que me remevan el alma de esa manera. Ha sido una sensación de placer absoluta cuando terminaba de leer.
Gracias a ti, hoy sé que me quedá más vida por descubrir.
Saludos desde una pequeña loseta de la Plaza Nueva donde un día nuestros pies se conocieron.

María Arriaza dijo...

Preciosa marea de adjetivos, me parece que estoy en Lyon yo también. Precioso regalo para el abuelo.

"Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?

De un lago con gaviotas
blancas y hambrientas.

Junto al agua de invierno
ella y yo levantamos
una fogata roja
gastándonos los labios
de besarnos el alma,
echando al fuego todo,
quemándonos la vida.

Así llegaste al mundo.

Pero ella para verme
y para verte un día
atravesó los mares
y yo para abrazar
su pequeña cintura
toda la tierra anduve,
con guerras y montañas,
con arenas y espinas.

Así llegaste al mundo.

De tantos sitios vienes,
del agua y de la tierra,
del fuego y de la nieve,
de tan lejos caminas
hacia nosotros dos,
desde el amor terrible
que nos ha encadenado,
que queremos saber
cómo eres, qué nos dices,
porque tú sabes más
del mundo que te dimos.

Como una gran tormenta
sacudimos nosotros
el árbol de la vida
hasta las más ocultas
fibras de las raíces
y apareces ahora
cantando en el follaje,
en la más alta rama
que contigo alcanzamos".

Buena cuna la tuya Marta, ya sabes de donde vienes, de lo mejorcito.
Pasate por mi blog. Regalo de cumpleaños. Mis disculpas por mi despite, por mi retraso y mi impuntualidad...

Pablerra dijo...

Hacía tiempo que no entraba en este blog, pero viendo estas cosas que escribes reconozco que ha sido un error. Sólo puedo decir que me encanta como escribes y te animo a hacerlo más. Si lo haces, amenazo con visitar este blog más a menudo. Cómo se nota que has aprendido de un servidor. Aún recuerdo cuando te saqué de los cuadernillos Rubio, parece que fue ayer... En definitiva, te felicito por tu artículo, por tu blog y, por supuesto, por tu 23 cumpleaños.

Muchos besos del rojo y del negro para el amarillo.