"A vida é o que fazemos dela. As viagens são os viajantes. O que vemos, não é o que vemos, senão o que somos."
Fernando Pessoa

jueves, 14 de febrero de 2008

Quand on est con, on est con (cuando se es tonto, se es tonto)

Quand on est con, on est con (cuando se es idiota, se es idiota), una de las grandes e irremediables verdades del universo que nos cantó un día George Brassens, alguien así como un trovador graciosillo y nada con de la France d’antan. Cuando digo d’antan me refiero a que fue en la decadencia de la segunda gran posguerra, allá por los años 50, cuando Brassens comenzó a hablar al mundo de relaciones humanas y de problemas sociales con letras inteligentes cargadas de ironía. Dicen de él que era reservado y que le gustaba estar solo, un rasgo que cada vez me semble más una virtud, aunque sólo sea por hallarse en un peligro de extinción más probable que el lince ibérico. Hasta que no le pidieron que cantase sus canciones, él sólo escribía las letras. Debió pensar quizá que su voz sólo era válida en el ámbito doméstico, pero lo que no sabía era que estaba inaugurando la era de los cantautores, era en la que la voz, para cantar, al final es lo de menos. De todos modos, Brassens, más que nada, era poeta (recibió el Premio de Poesía de la Academia Francesa).

A George Brasses le enviaron a Alemania en el 43, con el Servicio de Trabajo Obligatorio que había montado el gobierno de Vichy para proveer de mano de obra a los alemanes; en el 44 volvió a Francia de permiso y no regresó jamás. Una pareja le escondió en su casa, donde se quedaría hasta 1966. A ellos les dedicó varias canciones ("La cane de Jeanne" o "Chanson pour l'auvergnat") y será en ese hogar, rodeado de múltiples gatos a los que adora, donde compondrá gran parte de su repertorio. Y esto lo hará, bien sur, a su manera : sin ayuda de la guitarra que luego llevará siempre entre las manos, y sin ningún tipo de conocimientos de solfeo, Brassens compondrá sus melodías sin importarle un pimiento el respeto de las reglas de la escritura musical. Con el texto en mente, hará nacer el ritmo de la canción golpeando con sus puños en las esquinas de las mesas.

Anarquista, anti religioso, rebelado contra una sociedad que consideraba hipócrita y con un desprecio absoluto por las convenciones sociales, sus letras van a escandalizar al comienzo a un público que aún no estaba acostumbrado a que hablasen sobre ellos, y aún menos, a que hablasen mal. Pero pronto, y muy a su pesar, se convertiría en un cantante bastante popular y reconocido por todos. Los franceses lo idolatran, dicen, por su simplicidad, por ser impertinente pero no provocador, por retratarles sin piedad pero con ternura al fin y al cabo. Y también llegó al público español, aunque allí, como siempre ocurre, llegó traducido. De ello se encargaron, entre otros, Paco Ibáñez, que versionó una de las canciones más famosas: La mala reputación ("La mauvaise réputation") o Javier Krahe que hizo lo propio con, por ejemplo, La Tormenta ("L'orage").

Mi colloc francesa fue la que despertó mi curiosidad cuando me dijo que la chanson Les copains d'abord es la más bonita que conoce sobre la amistad. Comencé así a indagar en su biografía y, como suele ocurrirme, se me olvidó qué buscaba. Quizás cosas como que sólo tuvo una mujer de su vida, una chica de Estonia llamada Joha Heiman. Por común acuerdo, nunca vivieron bajo el mismo techo, pero permanecieron juntos hasta la muerte del cantante. Él la llamaba Püppchen (que en alemán quiere decir “pequeña muñeca”) y de ella dirá: Ce n'est pas ma femme, c'est ma déesse (“no es mi mujer; es mi diosa”).

Y, ya metida en materia, como hoy es 14 de febrero y llevo varios días con un empalago de corazones de chocolate en las patisseries, indigestión de rosas rojas en las floristerías, hartazgo de ofertas de viajes de enamorados en las agences de voyages y empacho de menús especiales para dos en los restaurants, tenía dos opciones: o morirme de sobredosis de azúcar o sucumbir; y he sucumbido: me he vestido entera de rojo y os estoy dejando esta canción de George Brassens que se llama Les amoureux des bancs publics.

http://www.youtube.com/watch?v=UlmyNpn_mnc

Les amoureux qui s'bécott'nt sur les bancs publics
Bancs publics, bancs publics
En s'fouttant pas mal du regard oblique
Des passants honnêtes
Les amoureux qui s'bécott'nt sur les bancs publics
Bancs publics, bancs publics
En s'disant des "Je t'aime" pathétiques
Ont des p'tit's gueul' bien sympatiques


Pero bueno, dejando a un lado esto que llaman el día de los enamorados y a mi (por otra parte, querida) compañera de piso inglesa deseándonos a todos un Happy Valentine, yo lo que quería remarcar hoy es que, como dice George Brassens, quand on est con, on est con. Et c’est tout.
Animo a que se le eche un vistazo, apenas dos minutillos. Aunque sólo sea por escuchar dos conceptos inmejorables: con caduque y con débutant, creo que se entienden bien. Lo que viene a decir es una perogrullada tan sabia... que qué más da que se tengan 20 años o 60, que cuando se es tonto...

1 comentario:

Marta dijo...

Marta, cuidado que te me enamoras... ;)
La rubia