"A vida é o que fazemos dela. As viagens são os viajantes. O que vemos, não é o que vemos, senão o que somos."
Fernando Pessoa

domingo, 28 de octubre de 2007

PENDAISON DE CREMAILLERE ou Organiser une fête quand on change de maison.












“Me han invitado a otra cremallera”: una de las frases más repetidas de un español en Francia. ¿Que qué significa? Con cero grados y un viento nocturno que pinta de rojo nariz y orejas, las botellonas son algo perjudiciales para la salud por estos lares. La solución es hacer una crémaillère o cremallera, en la versión castellanizada del término. Una cremallera es una fiesta que se organiza cada vez que alguien se muda de casa o va a vivir por primera vez en un appart, para que los vecinos se enteren de que la temporada de juergas queda inaugurada. Increíblemente, cada fin de semana alguien estrena una nueva morada. No falla, los franceses son nómadas por naturaleza. Le dernier weekend tuve el placer de asistir a dos de ellas y, entre copa y copa de Cotes de Rhone, un lyonés de pura cepa me explicó amablemente el origen de la palabra (gracias Briss). La expresión completa es « pendaison de crémaillère ». « Prendre la crémaillère » significa « colgar el fogón » y hace referencia a una tradición medieval. Una crémaillère es un antiguo recipiente donde se colocaba una olla (como la marmita donde Obélix se cayó cuando era pequeño) para hacer de comer. La crémaillère pendía sobre el fuego de la chimenea (¿os acordáis de dónde cocinaba el abuelo de Heidi ?), y se acercaba o se alejaba de la candela en función de si se querían cocer más o menos los alimentos. La crémaillère era la última cosa que se instalaba en la casa, por lo que los futuros habitantes de la maison no podían comer allí hasta que no tenían colocado el aparatito, y, una vez que esto sucedía, era costumbre invitar a manger a todas las personas que habían contribuido en la construcción del dulce hogar, así como a los consabidos amigos y familiares que sólo hacen acto de presencia en este tipo de eventos. Hoy en día, la cosa se ha desmadrado y que haya o no chimenea es lo de menos. Lo importante es que haya algún gateau de chocolate, un poco de pan y queso y, eso sí, mucho vino.
Sin saber cómo, no es extraño que a las tantas de la madrugada te veas envuelto en conversaciones de índole política, lingüística o medioambiental y sostengas extraños razonamientos extraídos, sin duda, de alguna copa de más. Del mismo modo, es igualmente probable que empieces a relatar animadamente alguna historia en francés, prosigas con el inglés y terminas soltando algún « miarma » (próximamente, un « no me chingues, güey ») mientras un italiano te mira con cara extraña. O que le pidas la opinión a un polaco con la fórmula « ¿Y qué pensás vos ? ». Eso ocurre cuando los departamentos linguïsticos que uno tiene dentro de la cabeza comienzan a mezclarse unos con otros cual aliño de ensalada, fenómeno que tiene su cota más alta de incidencia sobre las cuatro de la mañana. No importa, al final la mayor parte de los habitantes del planeta son capaz de unirse musicalmente cuando, en un descanso de esa música House que tanto les gusta a los franceses, hasta el más alemán baila La Camisa Negra, o todos comienzan a tararear (cada uno con sus limitaciones) aquella canción de Joe Cocker de la serie Aquellos maravillosos años. Pues eso, como éste.

What would you do if I sang out of tune,
Would you stand up and walk out on me?
Lend me your ears and I'll sing you a song
And I'll try not to sing out of key...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Francia te sienta bien...vaya por dios.
No voy a decirte quien soy, no creo que te acuerdes de mi